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domingo, marzo 11, 2012

LOS BORREGOS NO SOMOS NOSOTROS!

La credulidad es el fracaso del juicio social por causa de nuestra tendencia a creer en afirmaciones que no están respaldadas por pruebas. Nos creemos que los médicos son honrados, que nuestros políticos nos defienden y que nuestra pareja, además de fiel es leal. Pero no hay nada más lejos de la verdad, y no lo digo por poner en evidencia a su santísimo o santísima, si no por provocarle la náusea que le causaría la consciencia de saberse manipulado, engañado y estafado. Antes de que comenzaran los últimos cambios en las leyes reguladoras del trabajo contábamos mes a mes los parados que engordaban las estadísticas y nos tirábamos de los pelos sin poder hacer nada al respecto. Los que se habían ido a la calle estaban mano sobre mano rezando al santo dios macro-económico que les castigo. Cuando se acabaron las vacaciones en la playa, comprar la casita en la sierra y el jersey de Paciste, empezó el crujir de dientes y los lamentos. Pero, sin embargo, de lo que usted no se percató entonces es que era tan esclavo como lo será después. De lo que ganaba, el estado recaudaba entre impuestos directos e indirectos más del 60 % de sus ingresos, y del resto, entre las multas del radar y los caprichitos de los nenes, ¿qué les quedaba? NADA. Todo revertía al mercado. Usted siempre ha sido un esclavo del consumismo, un engranaje más de una maquinaria que hace muchos años descubrió el movimiento perpetuo, y que parece que quieren parar, no sé si por ignorancia o porque han llegado a la conclusión de que es necesario un nuevo comienzo. Están estrangulando la economía, y ese 60 % que se llevaban de sus ingresos, ya no está. Por eso, Señor o señora, aquellos que, por buscar un lucro inmediato, se congratulan del mal que les espera, caerán junto a usted. Nos iremos todos al infierno para seguir cantando a coro el “maldito funcionario”, “el puto obrero” y “el lameculos cabrón”. Mientras tanto, el Estado, ese ser intangible que rige nuestras vidas en época poselectoral, administra la información necesaria para que usted se ocupe de mortificar al vecino o de cantarles el “alirón”. A ver si con un poco de suerte no tiene tiempo de formarse un criterio y así no protesta, amén de la sordera que le causará como efecto secundario el desfalco que los bancos han hecho de las subvenciones que usted ha pagado. Vaya, que le están llamando borrego y como tal quieren tratarle. Le ven demasiado aterrado como para tenerle miedo, y los que pueden hacer algo han perdido su credibilidad con tratos espurios. Castígueles. No consuma. Participe y reclame aunque tenga la sensación de que este es un tiempo de peligros. No pierda su confianza ni su confiabilidad al fomentar lo bueno, porque esta es la mejor manera de triunfar con lo bajo. Serán obstáculos que deberemos superar juntos. Debemos seguir adelante.

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¡Vaya borregos! por Yolanda Fernández Sadornil se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
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sábado, marzo 10, 2012

El absolutismo Mercantil

Es curioso cómo cambia todo. Hace unos años jamás hubiera sospechado que el dinero de mi cuenta corriente escapaba por la puerta de atrás casi en el mismo instante en el que un cajero daba cuenta de él. Ni que los mismos que hacen las leyes y juran procurar su cumplimiento se saltaran todos sus compromisos metiéndome la mano en el bolsillo, y ya de paso, redujeran mis expectativas e ilusiones al conformismo y al miedo. Por supuesto, fui idiota al creer que aquello del respeto a las libertades individuales tenía algo de cierto.

La única libertad que disfruto plenamente, sin que me multen por exceso, es la de pagar. Son insaciables. Nunca tienen bastante. Una legislatura tras otra caen los derechos adquiridos con sudor y lágrimas con un pretexto económico. Nunca tienen en cuenta que cuando se consolida algún derecho es porque la sociedad lo reclama para poder progresar. Lo fácil es sentarse con la calculadora y emborracharse de poder. No les importa en absoluto que cada día haya más familias rebuscando en la basura de los hipermercados, ni que el tejido empresarial, casi siempre formado por empresas pequeñas o familiares vaya a la quiebra por sus incoherencias.

Su mandato al margen de sus ideales, conservadores o socialistas, se reduce a la gestión de los recursos, y para eso, hay muchos más formados y capaces que ellos: No necesitamos políticos, al menos de este pelo. Necesitamos representantes capaces de defendernos como si fuéramos su familia, no sólo “cercanos” como afirman en sus mítines de diseño psico-social-“re-marketingzado”.

Necesitamos gente que trabaje con mayúsculas, y no los de siempre, que curiosamente, somos los que menos cobramos y más pagamos.

Recortan siempre donde estamos los más indefensos, y con el revuelo consiguen que no nos acordemos de que el montante más importante queda indemne a los tijeretazos de esta caterva de corruptos impresentables. Ahí siguen los coches oficiales, los traductores de catalán y las dietas falsas. Lo paradójico es que cuando una gestión ha sido fraudulenta el culpable no paga con su patrimonio: Una vez más paga el pueblo.

Espero que levantemos la voz, que les recordemos que nosotros somos el pueblo soberano y ellos están a nuestro servicio, que ser político no es una vía rápida para alcanzar una condición social por encima de la inmensa mayoría, si no una vocación de servicio.

La raíz del mal siempre es la misma: el dinero. Por eso abogo por que les bajen el sueldo a la mitad, y les supriman dietas. Y como el trabajo es salud también propongo que alcancen el derecho a la jubilación a la misma edad que nuestros becarios. Seguramente, así, podrían menos empeño en salir electos, y por tanto tendrán que pedir menos préstamos a los bancos que ahora, han de subvencionar con dinero de todos: Ya se sabe, los favores salen caros, y más los de un banco.

Sería justo verles en esa tesitura, porque ellos no tienen ningún reparo al enfrentar a los creadores de riqueza, empresarios y trabajadores, como gallos de pelea. Me pregunto cual será el paso siguiente cuando hayan acabado con la gallina de los huevos de oro. ¿Vender el patrimonio?

Debemos manifestarnos, como mejor sepamos porque ahora, más que nunca, esta en juego el futuro de nuestros hijos y el legado de nuestros padres. Aunque pensemos que nuestra opinión no cuenta, la unión de sólo una parte de la población cambiaria el rumbo de historia.

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lunes, marzo 05, 2012

El asesinato por Miguel Gil Fernández

Un detective llamado Losuko, muy cabezota aunque buen profesional, ajustaba las lentes de sus prismáticos sobre el tapete verdinegro del despacho acompañado por su hija llamada Yusunake más tozuda, si cabe, que él.
Yusunake marcaba con el filo de la uña sobre el cristal un ritmo desconocido que se iba acelerando a medida que el tedio la impacientaba. Losuko la miraba, tentado de “poner a cada uno en su sitio”, como a veces apostillaba sermoneando a sus compadres, cuando aporrearon la puerta y el tedio desapareció.
Losuko abrió la puerta.
_Hola, lo siento: el timbre está estropeado y no me quedó más remedio que insistir porque el asunto es grave.
El hombre manoteaba como el párroco del barrio hablando de los pecados capitales, pero desde luego era muchísimo más guapo.
- Al menos alcanza el metro noventa- pensó Yusunake,- y además es muy atractivo, algo mayor… ¡Demasiado viejo!
Yusunake!! Ven a saludar a tu tío el Inspector – ordenó Losuko con voz queda.
Avanzó a grandes zancadas y le ofreció su mano, pero él la sujetó de los hombros y la besó en ambas mejillas.
--Hola nena… susurró mientras la apartaba de sí.
Le caía mal. Muy mal, casi peor que a su padre, pero lo cierto es que siempre que venía traía algún trabajo que les salvaba de los ataques del casero: tenía un caso de asesinato, dos asesinos y un ladrón que vendió las pistas a una asociación de jugadores de rol.
En principio, el dossier parecía algo corriente: Había restos de un trozo metal en la cerradura!, que probaron que los asesinos forzaron la cerradura para entrar. Posiblemente luego durmieron a la víctima, le robaron el dinero y después, cuando despertó, le torturaron hasta hacerle morir. Entonces encontraron otra pista. Una marca muy pequeña, apenas perceptible, en borde de una foto camuflada entre los colores de la corbata. Un triangulo equilátero dibujado con sangre, y dentro, una cifra:
“33”
Y Yusunake pregunto:-¿¡que pasa!?-
Ya lo veras.- aclaró Losuko.
El detective y su hija se fueron dando un portazo. Se dirigían a “Intens wons”, un famoso edificio de principios del 19 en el que encontraron refugio mafiosos y alguna estrella del cine mudo. Fueron a ver a Suiktas, que desde luego no era ninguna estrella, ni podría serlo, a no ser que aprendiera a hacer de mono; que no era otra cosa que lo que parecía entre sus dos gorilas.
-¿Qué te pasa mi buen amigo Losuko?- preguntó mientras se servía un “ginger-ale”
_ El inquisidor apareció ajusticiado por el Gran Consistorio. Para poder asegurar la permanencia inalterada y el Rito, el poder Ejecutivo no ha dudado en torturar y asesinar. Y lleva tu firma, Suiktas.
Losuko se estaba tirando un farol? Yusunake hubiera apostado hasta su alma a que no era más que eso. Era imposible que él pudiera hacer una acusación semejante sin investigar. Sin embargo le vio meter la mano en el bolso de la chaqueta muy despacio: No era un farol. Yusunaque se abalanzó hacia la puerta.
Mientras corría sólo podía pensar: no lo podía saber … a no ser… que estuviera implicado. No, le conocía demasiado bien: prefería pasar hambre que venderse.
Un golpe seco en la cabeza acabó con sus inquietudes.
-¡Querida!!!! Te has pasado toda la noche gritando, creo que el Doctor va a tener que recetarte algo un poco mas fuerte – trinaba una enfermera rechoncha mientras arremetía las sábanas de su cama.
Estoy bien, gracias,- dijo Yusunake con desconfianza- no llame al doctor, quizás anoche comí demasiado y por eso soñé.
Intentaba acordarse de algo pero no sabía de qué se había olvidado. Mientras, la enfermera rechoncha dibujaba algo en la esquina de su retrato: Un triángulo equilátero con un “33” en el interior.
No se atrevió a preguntarle, porque lo intuía, y aunque no sabía porque sabía que la mataria, Yusunake se santiguó antes de morir como le vio a su abuela y el misterio quedo oculto una vez más.

FIN


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miércoles, febrero 03, 2010

EL PECADO Y EL PERDÓN

El concepto del pecado alude a la transgresión voluntaria de las normas y de los preceptos religiosos. Estos delitos morales son tan numerosos como variadas son las creencias que precisan sus estadios y gravedad. Nosotros conocemos el concepto judeocristiano, que fundamenta la falta en una actitud o hecho capaz de alejar al hombre de la voluntad divina y en el que su naturaleza, alejada del estado embrionario que mantenía en su génesis, ya constituye una ofensa. Esta idea del pecado original perpetúa las reminiscencias que este credo conserva de los griegos, para los que el pecado “originario” revela la marginalidad de la vida respecto a lo esencial, en este caso la naturaleza del creador, pero sin embargo, no hay desacato, puesto que tampoco hay consciencia de ello. En un primer término el pecado no existe, puesto que no hay atentado voluntarioso, y el esfuerzo por seguir la ley de Dios derrotando la propia naturaleza es un esfuerzo vano, puesto que la culpa encuentra su falta en la desconfianza que se vierte en la bondad de la industria creadora.
El primer pecado Objetivo es pues, el de las iglesias, que reducen a su Dios y le encorsetan en un rol que resulta ser, además de poco creíble, sospechoso de manipulación interesada. En esta rebelión el creador se convierte en victima de sus creaturas. No sólo se ve acusado de no amar la naturaleza de estas, además se le imputa exigirles la renuncia de sí mismos para que el feliz reencuentro sea posible.
Es evidente que la precariedad del planteamiento de estas doctrinas, (débil en su base y paralela al desarrollo de la civilización), señala el deseo suplantar a Dios, adueñándose de la “voluntad divina” con dolo, y con algo que ellos tildarían de soberbia.
La esencia del deseo de crear está en el “amor” por la creación en la que no cabe la renuncia a la esencia vital que se encuentra pareja a la naturaleza. Este binomio no es caprichoso, porque ambas se sirven con el fin de desarrollarse dentro de un equilibrio necesario en un sistema complejo de evolución positiva, lo que me lleva a creer que si hubiera deseo de reconocimiento “paterno” este nos implicaría en un trabajo de afirmación personal como única vía de agradecimiento e implicación con la obra de nuestro autor. Ya no habría pecados, ni objetivos ni tan siquiera subjetivos, sólo existiría el deseo de honrar a la Madre y como consecuencia de ello, nuestra comunidad vería en esta vida una oportunidad más que un camino tortuoso y deficiente.
La preocupación de los dirigentes religiosos ante la manipulación de la génesis, nace de un temor profundo a la pérdida del control, y deja notar que la base de su doctrina, (el amor al prójimo) sufre serias carencias que no son capaces de abordar eficientemente puesto que su alejamiento de la realidad les invalida como autoridad moral. El ministerio divino no tiene derecho normativo si no instrumental, y deben de ser, y así entenderse a sí mismo, como el recurso que aúpe y arrope a su pueblo hacia una evolución equilibrada y sana, respetando de una forma escrupulosa las peculiaridades de cada uno de sus miembros.
Negar la comunión a sus fieles porque no respetan una normativa que evalúa su calidad moral, es negarse a sí mismos, porque dan a entender que su creador da la gracia cuando a ellos les parece, lo que hace de Dios su servidor. Respecto a esto dicen las escrituras:
(Juan 14:30), el sacrificio de Cristo se convierte secretamente en la fuente de la que brotará inagotable el perdón de nuestros pecados". [4]
Ellos niegan el perdón, y banalizan el sacrificio de Jesucristo negando la comunión, que en sí misma es la esencia de la reconciliación. Lo que constituye como dice el catecismo católico:
"una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta; es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo...Hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana”
El único pecado Objetivo es el de ellos, que atentan contra el espíritu reconciliador y amable de su creador.

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viernes, enero 15, 2010

El espejo opaco

Caminé recordando el cálido aroma del pan caliente, de los trigos preñados, de los ramos de lilas recién cortados. Sonreía pensando en la ingenua culpa que me agobiaba cuando robaba algún racimo de las parras colmadas y en el alborozo que sentía persiguiendo luciérnagas y grillos de estío por las carreteras abandonadas. Ya dejé atrás el penetrante olor a incienso, los ayunos, los rosarios, y todas las dudas empapadas entre las sábanas, volvía a ser el hijo de unos forasteros recién llegados con sus calcetines blancos y su corbatín almidonado, con la cabeza rapada y pegada sobre su pecho como si de un nido de golondrinas se tratara. Escudriñé en el horizonte buscando reminiscencias, evocando sonidos olvidados, rastreando en las tenues estelas de la memoria. Sentía que no tenía más que la conciencia de mí mismo y la satisfacción de ser lo que era: Grande, único, omnisciente como el mismo Dios.

Viajé en la oscuridad de la misma forma que la vida se consume, recorrí las calles, frenético, preso de un escalofrío mórbido y me detuve frente a un ángel de ojos pardos y cabello hirsuto que deambulaba por la calle. Con él, recuperé la moral lasciva que domina el mundo por sólo un par de billetes. Vencido por el fuego cruzado entre la razón y la convicción, etiquetado de loco, sin amigos ni familia, busqué entre los livianos arcos de su cuerpo la redención de mis miedos hasta que el sol de la mañana descubrió mis desvaríos.

Corrí a encerrarme en el baño, avergonzado de mi locura. Sosteniéndome sobre el lavabo, quise ver el rostro del pecado, pero al mirarme en el espejo, no veía nada. Las gotas condensadas caían, resbalando por el cristal empavonado. Un reflejo desdibujado dejaba que mi caprichosa imaginación modelase los contornos de engendros disparatados… Aclaré con la palma el interior y el vaho cedió, pero la fina película invadió rápidamente el ventanuco que improvisé. Apenas me percaté de que no quedaba ningún rastro, adelanté mi mano, todavía empapada, y volví a repetir el mismo trazo, esta vez más despacio, oprimiendo con más decisión, dejando que el agua patinara hasta el codo. Restregué el espejo varias veces, pero aquel extraño vapor cubrió de nuevo el azogado. Turbado, observaba mi rostro velado sobre el cristal sin que pudiera apreciar mis mejillas, seguramente azoradas por el esfuerzo y la rabia. Tampoco podía ver el contorno de mis cabellos, que me imaginaba secos y alborotados. El vapor que empañaba el espejo se hacía cada vez más denso; giré sobre mis talones avanzando un paso, para volverme a parar trabado dentro una crisálida que me encanillaba con el vapor que ocupaba el cuarto.

Entonces, un profundo pavor se apoderó de mí y la angustia me oprimió de tal manera, que no pude gritar pidiendo auxilio. La falta de resuello venció la poca entereza que me quedaba, y caí, topando con algo etéreo, suave e indefinido que me recogió, tirando de mí con suavidad y elevándome unos palmos sobre el suelo. Me llenó de una paz infinita, y una sensación de ingravidez que festejé elevándome hasta el techo, sin importarme nada de lo que pudiera pasar. Adormecido dejé que pasaran las horas, hasta que, tras unos fuertes golpes, la puerta del cuarto se abrió y dejó pasar un torrente de rumores distorsionados que flotaban sobre un haz de perspicua luz que señaló la bañera en la que flotaba el cuerpo de un hombre con las muñecas cortadas, con sus calcetines blancos y su corbatín almidonado, con la cabeza rapada y pegada sobre su pecho como si de un nido de golondrinas se tratara.


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sábado, junio 17, 2006

UN CIELO CAÑI

Teólogos, filósofos, y artistas han dado su visión de una vida eterna por la que muchas personas han soportado pobreza, explotación y todo tipo de adversidades y por la que muchas también han hecho grandes donaciones con el fin de asegurarse la última recompensa celestial.Las descripciones de la vida eterna nos permiten penetrar en las dimensiones culturales de la época y reflejan los cambios de ideas sobre el amor, Dios y el progreso espiritual, es una proyección de las esperanzas humanas y del concepto individualista del hombre; y son tan variopintas, que con ello tenemos la prueba de su naturaleza caótica.La distinción entre creencias (propias de las clases altas) y las supersticiones (adjudicadas a las clases bajas), es muy delicada, y sería de esperar que el canon de los pensadores fuera el que dominase, pero sucede lo contrario, y encontramos fuera de los círculos especializados autores como Mectilde de Magdenburgo, E.Swedenborg, ó E. Stuard para recordarnos que las creencias y rituales determinados no predominan en ningún grupo. En nuestro país la idea del cielo Teocéntrico no fue eclipsado en ningún momento por la idea del antropocéntrico, a pesar de la influencia mozárabe en nuestra cultura, y las distinciones entre la Jana y la Nueva Jerusalén se remarcaban en la obra de Ramón Llull "Libre del gentil e dels tres sovis" donde se establecen diferencias entre las concepciones religiosas de las tres culturas predominantes en nuestro país.Mas tarde se planteo la visión unitiva con Dios, donde el reencuentro con las personas amadas no tiene mucha importancia, para concentrarse en una constante alabanza del Dios, como reflejaron las artes medievales en sus inmóviles cielos, para cambiar en el catolicismo barroco a aquellos que buscaban el movimiento y el frenético éxtasis con el fin de arrastrar al creyente al empeño por alcanzar la vida eterna a través de la participación en la iglesia.En el terreno de las creencias populares se observa una tendencia a mezclar lo natural con lo sobrenatural puesto que la preocupación más apremiante en esos momentos es la de la supervivencia, por eso, en el catolicismo Español tiene más relevancia las consecuencias que pudieran derivarse de apariciones, y su relación con los hombres, de forma que se entiende como una comunidad de carácter mixto (hierofanía).Históricamente se ha basado en la idea del purgatorio a los cuales se veían abocados para una expiación de las culpas, y cuya estancia se podría ver acortada por una adecuada financiación de indulgencias y la compra de misas.El sentimiento devocional ha sido otro factor como actitud para conectar al creyente con la pasión de cristo, y su resurrección y la vida eterna, en la que se supone que se alcanza por emulación.La influencia de la religión católica en el mundo nuevo resulta muy difícil de delimitar, puesto que los aborígenes tenían conceptos y mitos de la vida después de la muerte muy desarrollados, y cuya concepción es muy semejante a la judía, y se influyeron recíprocamente.
Por todo esto se nos reclama en nombre de las religiones la aceptación de unas normas de conducta subordinando el crecimiento natural del hombre por medio de un ejercicio de contención intelectual, la aceptación implícita de estructuras jerarquizadas que son del todo contrarias a la idea de hermandad e igualdad natural entre los hombres nos lleva a creer que el camino del virtuosismo se distingue por un altruismo mal entendido, en el que se distingue entre lo que se hace por uno mismo y por los demás, pero lo más preocupante de esto es la irracionalidad del fanatismo, que reduce el instinto de conservación a la nada, y se vincula históricamente a derramamientos de sangre en nombre de un concepto social y cultural como es el "paraíso".Cara está siendo la entrada.

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